La Reforma Laboral: ¿salida forzada para los ejecutivos?
Irse de la empresa será la mejor opción para muchos de ellos: ¿cómo deben planificar su futuro?
En poco tiempo, habrá reforma laboral. Nadie puede predecir cuál será su verdadero alcance hasta que no se sancione y reglamente. El proyecto tiene elementos controvertidos que difícilmente sean sancionados como están, al afectar a un gran número de trabajadores.
El proyecto de ley enviado al Senado modifica el célebre artículo 245 de la ley de contrato de trabajo, que es el que establece el cálculo para las indemnizaciones por despido sin justa causa. En el texto propuesto, quedan excluidos de la base de cálculo “la parte proporcional del sueldo anual complementario, la bonificación abonada por el empleador sin periodicidad mensual y en base a un sistema de evaluación de desempeño y toda compensación y/o reconocimiento de gastos que el empleador efectúe hacia el trabajador”.
Es un guiño a las empresas, buscando ayudarlas a reducir el costo laboral, pero afectando a –proporcionalmente– pocas personas y que no pertenecen a los sectores más vulnerables de la sociedad. Esto impacta de lleno en los ejecutivos, para quienes los bonos y otros reconocimientos de gastos son una parte muy significativa de su remuneración habitual.
Si bien la normativa citada trata sobre despidos sin causa, muchas empresas tienen una política establecida de tomar ese monto indemnizatorio legal como la base de cálculo para negociar cualquier paquete de salida, normalmente garantizándole al ejecutivo un porcentaje adicional. Pero la base es siempre la indemnización de ley. Para la gran mayoría de los ejecutivos, la nueva base de cálculo será notoriamente inferior a la que se les aplicaría si se fueran de la compañía hoy mismo. Los bonos ingresarían en el cómputo hoy, y probablemente queden afuera muy pronto. Para muchos, es la diferencia entre asegurarse un buen capital de retiro y encontrarse súbitamente con que éste ya no les alcanza para planificar su futuro. Ya es normal que una persona viva 85 o más años.
Desde esta óptica, el panorama para un ejecutivo no es nada alentador: su situación solamente puede empeorar. Nunca van a sancionar un mejor cálculo indemnizatorio que el que tiene hoy.
“Pero, si me voy ya, pierdo mi sueldo mensual” nos dirá un ejecutivo. Financieramente, le conviene asumir esa pérdida para asegurarse el mejor paquete de salida. Adicionalmente, es muy probable que se produzca una estampida de salida que generará nuevas oportunidades laborales.
El ejecutivo que reaccione tarde ante este nuevo panorama, deberá despedirse de una parte significativa del capital con el que hubiera contado para planificar su retiro. Una decisión inteligente es planificar esa salida, tanto con un experto en planificación financiera como con un asesor de recursos humanos (*) que lo ayude a negociar el mejor paquete posible.
Publicado el 29 de noviembre de 2017
Por Juan C. Acosta GüemesJuan Cruz Acosta Güemes
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